Partiendo de la base que el trastorno, problema, estado emocional o afección no se crea en el momento que sale a la luz o produce su sintomatología, sinó que previo a ello, se ha generado un caldo de cultivo en nuestro interior para que esta se pueda desarrollar desencadenando todo un proceso que culmina con su aparición, cobra valor la teoría en la que se basa el Holísmo de que si iniciamos la búsqueda de la “semilla”, el desencadenante de todo el proceso y la hallamos podría ser de gran ayuda a la hora de tratar cualquier alteración y revertirla transmutándola.

 

   Para conseguir este logro, nos adentraríamos en lo que hoy llamamos “hacer conciencia” que no es más que postrar delante nuestro, hacer visible a nosotros mismos aquella causa ya sea física, mental, emocional y energética y aunando un paso más, ver su correlación con el ecosistema y entorno y la lección que en ello va adherida.

 

   Esa causa, ese patrón, creencia limitante, meta convicción, programa o las mil formas que tenemos hoy en día para etiquetarla según las diferentes terapias o filosofías… se halla oculta en nuestro inconsciente y es ardua tarea divisarla, hacerla presente, pues puede afectar a alguno o varios de los 4 cuerpos que tenemos, el cuerpo físico, el mental, el emocional, el energético más nuestro entorno y una vez hemos realizado esto, transmutarla y reparar el desequilibrio que ha generado.

 

   Deberíamos equilibrar los cuerpos, cada uno por separado, y una vez armonizados, equilibrarlos entre ellos y después conseguir integrarlos en el entorno proporcionándole estabilidad, y llegados a este punto, la situación, estado emocional o patología cesaría en su empeño de seguir mandándonos ese mensaje que realmente nos lanzamos a nosotros mismos, pues una vez descodificado ya no nos seria de utilidad ni necesario, pues la lección ya estaría aprendida y su trabajo habría finalizado.

 

   Al igual que las enfermedades, estados emocionales o problemas, no serían más que mensajes que nos auto proporcionamos, el entorno, la vida, busca también la manera de comunicarse con nosotros, en este aspecto es donde podríamos plantearnos la idea de que la suerte no es más que una comunicación de la vida, de que andamos en la dirección correcta, en equilibrio con el entorno, que nuestra decisiones, acciones, han generado un movimiento desencadenando una causalidad acorde con nosotros y lo que nos rodea, y a la par, lo que llamaríamos accidente o mala suerte, no sería más que mensajes de la vida de que deberíamos parar a auto evaluar que caminos tomamos, que acciones generamos, pues cada una de ellas llevaría un mensaje intrínsecamente oculto que nos podría reconducir a la senda correcta para reequilibrarnos con el entorno y con nosotros mismos.

 

Salud Holística.